Lo que permanece
Se desmadejó el tiempo
y la luz.
El agua herida
lloró sobre la piedra
un llanto de milenios
y se cansaron las mareas
en su obstinado vaivén.
Y las olas marcharon
en busca de causas
y la piedra quedó
porque quedar es tener razón.
Cada vez que las olas
acarician las rocas
hay un relámpago medular,
un sollozo,
un gemido,
impacto leve,
ilusión de durar.