Promesas de mimosas
Porfía carnal
no penetres la rosa roja
bajo este cielo descolorido
de música suave,
de esferas armónicas iluminadas
con los dulces del alma.
Por qué siento el dolor del ciervo
tras la hembra furtiva.
Soy un obstinado cilicio
sobre carne ensangrentada.
Una sencilla ansia de languidez
en los últimos otoños trémulos.
Como hojas marchitas,
como gemidos extemporáneos
entre promesas de mimosas
y nidos de jilgueros,
allá en la próxima primavera.